Desde el momento en que nacemos, comenzamos un viaje natural hacia el envejecimiento. Este proceso, aunque inevitable, es influenciado de manera significativa por las decisiones que tomamos a lo largo de nuestra vida, especialmente en lo que respecta a la alimentación. Los profesionales de la salud destacan la importancia de una nutrición adecuada desde los primeros años de vida, subrayando los beneficios de la lactancia materna y la correcta introducción de los primeros alimentos en los niños. Estos primeros pasos no solo son cruciales para el desarrollo temprano, sino que también sientan las bases para un envejecimiento más saludable. Con el aumento de la esperanza de vida global, es importante comprender cómo la dieta puede influir en el envejecimiento saludable y la prevención de enfermedades crónicas (1).
Los factores culturales, sociales y económicos tienen su protagonismo en nuestras elecciones alimentarias, reflejando la idea de que "comemos lo que somos" (2). La influencia de estos factores no solo afecta nuestras elecciones diarias, sino también nuestra salud a largo plazo. A lo largo de nuestra vida, todos los hábitos que adoptamos—desde nuestra alimentación hasta el cuidado de la salud mental y la actividad física—juegan un papel determinante en cómo llegaremos a la edad adulta y, más aún, en la calidad de nuestra vejez. Exploraremos juntos cómo una nutrición adecuada, acompañada de otros hábitos saludables y estilos de vida, puede ser la clave para envejecer con vitalidad y bienestar.
Numerosos estudios científicos destacan que mantener un equilibrio adecuado de nutrientes es esencial para preservar la función física y cognitiva, así como para reducir el riesgo de enfermedades crónicas (1). Entre los patrones dietéticos más investigados se encuentra la dieta mediterránea, que se distingue por sus efectos positivos en el envejecimiento saludable. Rica en frutas, verduras, aceite de oliva y pescado, se asocia con una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares, una mejor función cognitiva y una mayor longevidad.
Además, las dietas basadas en plantas también han demostrado beneficios significativos para la salud, asociadas con menores tasas de obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares. Estas dietas, que son altas en fibra, antioxidantes y compuestos antiinflamatorios, promueven un envejecimiento saludable (1, 2).
Para prevenir enfermedades cardiovasculares y metabólicas, es importante consumir una cantidad adecuada de ácidos grasos omega-3 y antioxidantes, al tiempo que se reduce la ingesta de grasas saturadas y azúcares refinados. Nutrientes como los ácidos grasos omega-3, las vitaminas del grupo B y los antioxidantes juegan un papel importante en la prevención del deterioro cognitivo y las enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer (1).
Conclusión
Enriquecer nuestra alimentación con frutas, verduras, pescados, alimentos ricos en fibra, vitaminas de grupo B, ácidos grasos omega-3, y disminuir el consumo de grasas saturadas y azúcares refinados, han demostrado ser beneficiosos para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y cáncer, además de mantener la función cognitiva y promover una mayor longevidad. Sumado al papel de la alimentación también es importante resaltar que la adopción de un estilo de vida activo y tener en cuenta el cuidado de la salud mental nos conducen a un mejor envejecimiento.
Bibliografía
(1) Bojang, K.P., Manchana, V. Nutrition and Healthy Aging: A Review. Curr Nutr Rep 12, 369–375 (2023). https://doi.org/10.1007/s13668-023-00473-0
(2)Rattan, S.I.S.; Kaur, G. Nutrition, Food and Diet in Health and Longevity: We Eat What We Are. Nutrients 2022, 14, 5376. https://doi.org/10.3390/nu14245376